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¿Cederías tus datos de posición si esto pudiera ayudar a diseñar un confinamiento más inteligente?

28/04/2020

Como dice el refrán, «el hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces con la misma piedra». Y me atrevería a decir, dos como mínimo, ya que esta crisis global nos demuestra que día tras día los dirigentes políticos han ido tropezando con la misma piedra, y lo siguen haciendo, cometiendo los mismos errores -solo hay que observar lo que está pasado ahora mismo en EE. UU. más de un mes después de la tragedia de Italia-. 

La mayoría de líderes políticos han brillado por su ausencia, pero sí que hay que destacar los que han actuado como tal, por ejemplo: Angela Merkel (Alemania), Tsai Ing-wen (Singapur), Jacinta Ardern (Nueva Zelanda) o Sanna Marin (Finlandia). ¿Cuál ha sido la gran diferencia entre unos y otros mandatarios? Muy simple y claro: la toma de decisiones estratégicas de forma rápida a través de datos veraces y actualizados con la ayuda de la tecnología. ¿Y cuál ha sido su gran arma? Está justo en nuestros bolsillos, los smartphones

Vamos por partes, primero, el denominador común de la estrategia para combatir el COVID-19 en estos países se llama datos. «Los datos son el nuevo petróleo del S.XXI», proclaman algunos expertos; otros, lo rebaten, pero lo que sí podemos afirmar es que los datos son una de las claves para combatir el COVID-19.

El segundo denominador común es el uso de la tecnología mediante aplicaciones móviles inteligentes. Desde la App creada en Singapur que logró cortar la cadena de contagio conociendo los focos de infección mediante el programa de rastreo de contactos que permite identificar y aislar individuos -gracias a la tecnología de IA que incorpora- hasta la App creada en Nueva Zelanda que ayuda a rastrear casos de COVID-19 en tiempo real y, en palabras de su responsable tecnológico, Bain Hollister, es «una herramienta crítica para combatir el virus, rastrearlo y eliminarlo mucho antes de lo que es posible sin dicha herramienta».

Estos países están jugando en una liga superior al resto, tienen un liderazgo claro para combatir el COVID-19 mediante tecnología y datos, y aquí es cuando el Big Data y la IA juegan un papel esencial. Podemos decir que el Big Data es el análisis masivo de datos, y la IA es dotar a ese análisis de inteligencia para poder actuar. El mundo está lleno de una gran cantidad de datos, generalmente inconexos, y el Big Data permite extraer información de dicha masa ingente de datos y poder tomar decisiones rápidas y eficaces. Es exactamente lo que está pasando en estos países, que están dando una respuesta excelente a la crisis tomando decisiones acertadas mediante el análisis de datos que obtienen de las personas a través de las aplicaciones.

El Big Data no solo permite analizar los datos, sino que también se pueden plantear experimentos controlados a grandes escalas a costes muy reducidos o cercanos a cero que pueden ayudar a definir la estrategia de desconfinamiento, o como me gusta acuñar, «confinamiento inteligente» gracias a la IA. En algunos países las autoridades permiten que los niños salgan con uno de los padres o que los adultos puedan salir a hacer deporte, pues es muy posible que en las próximas semanas veamos diferentes estrategias en función de la información de que dispongan las autoridades, desde franjas horarias y edades hasta medidas por zonas geográficas y núcleos urbanos. En breve sabremos cómo evoluciona, aunque sería inteligente monitorizar este experimento de desconfinamiento en tiempo real para conocer el impacto sobre la evolución de la pandemia y aprender para futuras crisis.

Lo que sí se puede afirmar es que va a ser muy difícil crear una estrategia de desconfinamiento segura sin datos fiables, tal y como está pasando en España -hace escasos días, el 17 de abril, se comunicó que se cambiaba la manera de «contabilizar» los afectados por el COVID-19- porque las decisiones se pueden tomar basándose en datos erróneos o inexactos, con consecuencias fatales para la población y la economía del país.

Unos de los debates que giran en torno a este tipo de aplicaciones es si sobrepasan la legalidad en cuanto a protección de datos. Lanzo una pregunta: ¿cederíais vuestros datos de posición si esto pudiera ayudar a diseñar un confinamiento más inteligente? Gracias al potencial del Big Data las autoridades podrían tener un mapa mucho más real del impacto del coronavirus en cada país y del confinamiento y, por ende, de nuestra economía. Es un debate abierto al que habrá que responder porque es sensible y tiene muchos matices derivados, pero en algunos países ya se han adelantado a la cuestión y lo están haciendo, confirmando que una vez acabe la crisis invitarán a los usuarios a eliminar la aplicación.

Además, la IA se está utilizando como herramienta para combatir el COVID-19 de múltiples maneras: desde ayudar a los investigadores a encontrar una vacuna lo antes posible a utilizarse como observador y predictor de la evolución de la pandemia, o también como herramienta para el control de la población. También hay que mencionar que hoy en día existen iniciativas para ayudar al personal sanitario, como un software de diagnóstico desarrollado en China basado en la IA para detectar problemas pulmonares usando tomografías computarizadas (CT). Y esto solo ha hecho que comenzar, porque la IA ayudará en el conocimiento del virus, de la pandemia y de cómo responder a futuros retos sanitarios globales.

El impacto real de la epidemia no lo sabremos hasta dentro de muchos meses, quizás años, pero va a pasar a la historia por paralizar prácticamente el planeta de forma drástica, y por ser la primera en la que el uso de la tecnología, especialmente el Big Data y la IA, va a jugar un papel fundamental en el control y disminución del impacto de la pandemia. La tecnología ha llegado para quedarse y ayudarnos, no solo ahora, sino también en la predicción de futuras crisis sanitarias globales. La pregunta es: ¿habremos aprendido la lección? El tiempo lo dirá.



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