En la gestión de proyectos, es necesario contar con herramientas visuales que faciliten la organización de tareas. Y las metodologías ágiles ofrecen propuestas que son claras, flexibles y eficaces; una de ellas es el tablero Kanban. Además de visualizar el trabajo de una forma muy sencilla, es útil para optimizar los procesos de manera constante.
En este artículo, veremos en qué consiste y cómo se crea su estructura para poder llevar a cabo dicha optimización de los proyectos. Pero si trabajas en esta área o quieres especializarte y ampliar tus conocimientos, tienes toda la formación necesaria en nuestro Máster en Project Management e Innovación en Barcelona y Madrid. Consulta el programa e inscríbete en la opción que mejor se adapte a tus necesidades.
El tablero Kanban es una herramienta que sirve para mejorar la productividad visual. Representa el flujo de trabajo en columnas, que hacen referencia a los diferentes estados de una actividad concreta. Estos estados suelen ser "Por hacer", "En curso" y "Hecho". Es una gestión ágil de tareas que se caracteriza por su eficiencia, ya que reduce el tiempo y los recursos invertidos, al tiempo que mejora los resultados.
Cada tarea se representa con tarjetas Kanban, que se mueven de una columna a otra a medida que aquella avanza en su proceso de ejecución. Gracias a esta organización de los proyectos ágiles con tableros, los equipos tienen una visión clara del estado general del trabajo. Pero, además, pueden identificar con rapidez si hay bloqueos o sobrecargas y tomar decisiones basadas en datos reales.
El origen de las columnas Kanban se remonta a Toyota en los años 40, como parte de su sistema de producción just-in-time. En los últimos años, las metodologías ágiles han tomado fuerza y ahora están muy presentes en sectores como el desarrollo de software, marketing, logística o incluso la gestión personal.
Su punto fuerte es que tiene la capacidad de adaptarse a distintos contextos y equipos, sin necesidad de rediseñar por completo toda la estructura del trabajo existente. Y dado que se centra en el avance continuo de los procesos, el tablero Kanban promueve la mejora continua, sin que haya cambios disruptivos.
La metodología Kanban es, además de una herramienta, una filosofía de trabajo que se basa en seis principios. Estos guían tanto la implementación como su evolución. Son los siguientes:
La visualización es lo más importante al crear un tablero Kanban. Hay que representar tareas, flujos y estados de manera que todo el equipo entienda rápidamente qué se está haciendo, por quién y en qué fase se encuentra cada actividad.
Los límites WIP (Work In Progress) sirven para controlar el número de tareas totales que pueden estar activas simultáneamente. El objetivo es evitar que la multitarea sea excesiva, para que el equipo se centre en terminar antes de empezar una nueva tarea.
Al estructurar el workflow en Kanban, hay que conseguir que el flujo de trabajo sea constante y esté equilibrado. Para ello, se monitoriza el avance de las tareas para identificar cuellos de botella y poder ajustar el proceso para mejorar la entrega continua de valor.
Cada equipo debe definir y acordar sus propias reglas de funcionamiento (por ejemplo, qué criterios debe cumplir una tarea para pasar a la siguiente columna). Esto aporta claridad y cohesión.
Kanban promueve reuniones frecuentes, como las revisiones de flujo o retrospectivas, para analizar el rendimiento del sistema y tomar decisiones de mejora basadas en datos.
A diferencia de otras metodologías ágiles que proponen cambios radicales, Kanban busca la evolución continua de los procesos. Por tanto, se respetan las estructuras actuales y se fomenta una cultura de mejora sostenida en el tiempo.
El diseño del tablero debe responder a las necesidades reales del equipo y el tipo de trabajo en cuestión. No hay un modelo único que sea el correcto, pero sí buenas prácticas para crear una estructura funcional y adaptativa. Algunos ejemplos para los tableros Kanban son estas:
La base del tablero Kanban son las columnas, que reflejarán los estados por los que pasa una tarea. Además de las clásicas “Por hacer”, “En curso” y “Hecho”, pueden añadirse columnas como “En revisión”, “En espera” o “Listo para pruebas”.
Cada tarjeta debe describir la tarea, incluir responsable, fecha límite, subtareas o etiquetas si es necesario. Cualquier persona debe poder entenderlas fácilmente.
Para evitar la saturación de tareas en una fase específica y mantener el equilibrio, hay que fijar límites máximos de tareas por columna.
Categorizar tareas por tipo (bug, mejora, nueva funcionalidad) o por prioridad mediante colores o etiquetas facilita la toma de decisiones rápida porque se comprende visualmente el tablero.
Si una tarea no avanza, se bloqueará o se moverá a una zona especial. Si hay urgencias, se visualizarán para reorganizar prioridades.
En tableros digitales como Trello, Jira o Asana, es útil activar alertas, recordatorios o integraciones con herramientas de comunicación como Slack, para mejorar la coordinación sin necesidad de tener reuniones constantes.
El tablero Kanban mejora la organización del trabajo, fortalece la comunicación del equipo, reduce la carga mental y permite entregar valor de forma continua. Si quieres aprender en detalle cómo crearlos, así como otras herramientas ágiles, inscríbete en nuestro máster.