–Incúbame es una de las empresas que conforman el grupo digital “Ingroup” ¿En qué área centra su actividad esta división? La incubadora tiene como core business el desarrollo de proyectos de emprendimiento, desde el mentoring, el objetivo es cimentar propuestas sólidas para alcanzar una inversión económica madura en un corto plazo de tiempo. De ahí nuestro mantra “recibimos startups, formamos empresas”. -¿Qué papel cumple una incubadora de start ups en el panorama económico español actual? Como si de una incubadora de bebés se tratara, proporciona cuidados intensivos a los “recién nacidos con bajo peso”. En lenguaje corporativo, lo que hacemos es cuidar a las startups, o proyectos emergentes. Estos proyectos normalmente cuentan con pocos recursos y baja o nula experiencia digital, financiera, de marketing o de gestión. El objetivo es que sean capaces de desarrollarse, consolidarse y crecer en el tiempo. -Un alto porcentaje de las nuevas empresas fracasan ¿Qué aspectos son necesarios para que un proyecto de emprendimiento pueda salir adelante? La empresas tienen ciclos de crecimiento propios y otros del mercado o del propio sector. Las nuevas empresas, al carecer del conocimiento del ciclo, son frágiles. Es imprescindible dotarlas de metas claras, saber gestionar recursos, tener objetivos medibles. Se deben diseñar planes estratégico muy flexibles que permitan hacer cambios a corto plazo, la agilidad en la capacidad de reacción es vital. -¿Cómo ayuda Incúbame a que los proyectos personales de muchos emprendedores salgan adelante? Nos empapamos en los proyectos, realizamos mentoring, consultoría, análisis de desarrollo, de espacios de coworking, de difusión en medios, de Cobranding y planes de viabilidad, stress test, formación y entrenamiento en gestión de crisis. Hay un itinerario, evidentemente lo detallamos en servicios, en acciones, pero el itinerario es fundamental. De la investigación a la consolidación de empresa, de la formación al desarrollo de planes corporativos refrendados académicamente y con mentores propios. -¿Habéis detectado errores frecuentes entre los emprendedores? Algo por lo que hemos pasado los que emprendemos es caer en mitificar la idea por encima de la implementación, creer en lugar de hacer. Tenemos una cultura que no premia al que se sale de la norma, al que arriesga. No decimos nada nuevo al defender que el éxito es la etapa que se consigue tras varios fracasos previos, aunque muchos de ellos son innecesarios, de ahí el modelo de pruebas de stress continuas. -¿Qué importancia juega el ámbito digital a la hora de crear una empresa actualmente? Decir digital hoy es decir cultura. Creo que no existe ningún área no afectada por la tecnología y pocas tecnologías no son afectadas por la digitalización. Sin embargo, se sigue pensando en pre-digital, en regional de forma cotidiana, lo cual es un sinsentido. -¿Y la formación en competencias, habilidades y conocimientos digitales? La formación de los emprendedores puede ser o no determinante para que la startup se transforme en empresa consolidada, pero hay muchos factores culturales, la idiosincrasia de un país pesa mucho. Localmente, hay una cultura en consumo digital altísima en contenidos (penetración móvil, gadgets, apps) pero muy baja en e-commerce y en gestión digital de empresa. Una startup necesita madurar hacia empresa rápidamente, pero una empresa necesita gestión estratégica desde el minuto uno. El mito del que nace estratega se cae solo, un estratega necesita formarse y hacerlo de manera continua. -¿Algún consejo para alguien que está pensando en dar el salto y emprender? Tener objetivos medibles, trazar una apuesta y sólo entonces, poner en marcha acciones. Un plan no te asegura el camino al éxito, pero siempre puedes aprender que desvío debías evitar.