Existen diferentes estilos de liderazgo, que pueden ser útiles en función de la tarea a realizar, el tipo de proyecto o la experiencia del equipo. Sin embargo, hoy en día se necesita un liderazgo innovador, que tenga visión estratégica y capacidad de adaptación. Pero que también sea capaz de favorecer un entorno en el que la creatividad y la innovación sean parte de la cultura.
En este artículo, veremos cuáles son sus características y en qué se diferencia de otros tipos.
El liderazgo innovador es un estilo que impulsa el cambio dentro de una empresa a partir de la combinación de estrategia con creatividad. A diferencia de otros modelos más jerárquicos, como el autoritario, este apuesta por la participación del equipo, la experimentación y el aprendizaje continuo.
El líder innovador cuenta con habilidades directivas y sabe buscar soluciones a corto plazo. Pero, además, es capaz de diseñar escenarios futuros, identificar oportunidades y motivar a su equipo para que tenga objetivos comunes a los de la organización.
Este estilo es muy útil para la innovación empresarial y para adaptarse a los modelos de negocio actuales en el entorno digital. También conecta con el concepto de liderazgo digital, ya que impulsa el uso de la tecnología para mejorar la gestión de equipos y optimizar la comunicación.

El liderazgo innovador comparte algunas características con el liderazgo transformacional, puesto que ambos tratan de inspirar y guiar a los equipos hacia metas que son un reto.
Sin embargo, el innovador tiene una forma de trabajar más práctica y orientada hacia la experimentación y el diseño de soluciones nuevas. En lugar de simplemente motivar al equipo y conseguir un cambio cultural, el innovador busca el aprendizaje colectivo y aplica metodologías ágiles o creativas para resolver problemas.
Si lo comparamos con el liderazgo transaccional, el innovador se aleja del control y la recompensa por alcanzar los objetivos, para apostar en su lugar por la confianza y la autonomía. Por tanto, es un tipo de liderazgo que fomenta la flexibilidad, la comunicación abierta y la creación de valor entre quienes forman el equipo. Podría decirse que es una evolución del liderazgo hacia modelos más horizontales y adaptativos.
El liderazgo innovador requiere de una serie de características para que se pueda hablar de este estilo. Las principales son estas:
Un líder innovador tiene una mentalidad abierta hacia nuevas ideas, puntos de vista y formas de trabajar. Con esta actitud, se pueden incorporar herramientas o metodologías nuevas con mayor facilidad, como el design thinking o la gestión ágil de proyectos. Resulta útil en sectores tecnológicos, de marketing o consultoría, ya que los cambios son constantes y se necesita aprender constantemente y adaptarse.
La innovación es posible cuando hay una planificación con objetivos concretos. Los líderes innovadores tienen una visión clara y la saben comunicar al equipo, para que este trabaje hacia el mismo objetivo. Esta habilidad es importante en proyectos relacionados con la transformación digital o la expansión a nuevos mercados.
El liderazgo innovador apuesta por la colaboración en lugar de la competitividad. Cada persona puede aportar su propio conocimiento y talento; por eso, se crean equipos multidisciplinares y la toma de decisiones se realiza en común. Esta mentalidad es frecuente en organizaciones que trabajan con metodologías ágiles o en entornos startup.
Para poder innovar, hay que entender al error como parte del proceso creativo. Es decir, que no se castiga, sino que se percibe como algo natural que facilita el aprendizaje. Es fundamental en empresas que desarrollan productos nuevos o implementan tecnologías disruptivas.

Los líderes innovadores comunican los objetivos con claridad y son capaces de delegar responsabilidades. Esta forma de liderazgo compartido se adapta bien a organizaciones que promueven estructuras horizontales o proyectos internacionales en los que se trabaja con autonomía.
Además, este estilo potencia la figura del team leader, que es un perfil que combina la gestión de personas con la coordinación y una visión innovadora. Por tanto, se encuentra a medio camino entre la estrategia de la empresa y el equipo que la aplica.
Saber planificar estrategias y desglosarlas para que se puedan ejecutar es parte de las habilidades directivas. Pero en estas no puede faltar tampoco la inteligencia emocional. Alguien que sabe liderar debe ser capaz de escuchar, comprender y reconocer cómo se siente su equipo.
De este modo, hay un clima de confianza, empatía y compromiso con el bienestar de la plantilla. Esta actitud aumenta la satisfacción y reduce la rotación.
Para poder trabajar con un liderazgo innovador, hay que tener ciertos conocimientos que vienen con la formación, así como práctica en entornos reales. El Máster en Project Management e Innovación en Barcelona y Madrid de Inesdi está diseñado para profesionales que buscan dirigir proyectos con una mentalidad estratégica y creativa. El programa combina metodologías ágiles, design thinking, liderazgo transformacional y herramientas de innovación aplicadas a la gestión de proyectos.
Con un método de aprendizaje centrado en la práctica, aprenderás a planificar, ejecutar, controlar y cerrar proyectos de diversa índole, para que vayan alineados con los objetivos estratégicos de la empresa. Además, cuenta con un módulo sobre liderazgo y comunicación y otro donde se aborda la gestión del cambio.
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