No todos los hackers son malos. Debemos ser conscientes de que la capacidad de acceder a sistemas informáticos privados puede ser relevante a la hora de aprender a salvaguardar nuestra información y la de otros. Los piratas informáticos no siempre trabajan para conseguir el beneficio personal, de hecho, suponen una figura realmente importante en diferentes empresas e instituciones.
El hacking ético requiere de profesionales muy bien formados y sobre todo experimentados, personas que se enfrenten a diario a las posibles brechas y gestionen la seguridad desde el punto de vista de quien accede al sistema. Para poder adquirir la capacidad de gestionar ataques cibernéticos y adelantarse a los ciberdelincuentes, contamos con el Máster en Ciberseguridad, un programa que permite el reskilling y upskilling de profesionales para que puedan liderar con éxito proyectos en el ámbito de seguridad de una empresa.
El hacking o hackeo ético es el trabajo que realizan aquellos expertos contratados para introducirse en un sistema e identificar y reparar posibles brechas y vulnerabilidades de forma que puedan prevenir ataques por parte de ciberdelincuentes. Estos expertos hackean un sistema con la intención de mejorar y fortalecer la seguridad de un sistema informático.
Existen tres tipos de hacker:
La rápida transformación a la que están sometidos todos los aspectos de nuestra vida ha generado en muchas ocasiones retrasos a la hora de mantener una legislación acorde a la situación actual. Mientras que hace unos años el hacking no constaba como un delito, hoy en día hackear un sistema es una actividad totalmente ilegal.
Sin embargo, la figura del hacker ético cuenta con el respaldo que le proporciona la autorización por parte de la empresa. Siempre y cuando no actúe por su cuenta, el White hat podrá actuar dentro de los márgenes de la ley.
Una de las tareas más importantes del hacker ético es la de mantenerse al día en cuestiones de ciberseguridad y de posibles ataques. Existen redes de personas interesadas en todos estos temas que trabajan de forma conjunta para adelantarse a los posibles ataques y conocer todo lo que pueden hacer para prevenirlos.
Algunas de las funciones de un pirata ético son:
· Ejecutar pruebas de penetración en el sistema.
· Monitorear redes evitando la inyección de código malicioso.
· Manejar sistemas de recuperación de información.
Obviamente, además de contar con un continuo upskilling de sus habilidades, un hacker ético deberá contar con conocimientos de criptografía y de herramientas como Nmap, Burp Suite o Netsparker.
Dentro de la informática, el hacking ético es una de las maneras más efectivas con las que contamos a la hora de proteger a una empresa de ataques indeseados. Hay que pensar que, aunque creamos que no contamos con información o datos que puedan ser interesantes para los Black hats, la interconexión actual entre terminales puede hacer que varios usuarios hackeados se conviertan en un desastre a nivel global. Estas son las razones de la importancia de este sistema:
· Protección de software y redes para prevenir la posibilidad de ciberataques y la puesta en marcha de soluciones.
· Cumplimiento de normativas para proteger toda la información que manejan muchas entidades.
· Actualización de sistemas de penetración para estar al día de todos los nuevos modos de hackeo a los que una empresa puede tener que enfrentarse.
· Entrenamiento de la inteligencia artificial para conseguir que las herramientas automáticas sean capaces de prevenir ataques.
· Ahorro de dinero en la implementación de sistemas de seguridad.
· Adelanto a una crisis por haber sido víctima de un ataque.
· Organización y mantenimiento de los sistemas que eviten accesos indeseados.
· Inversión en ciberseguridad eficiente evitando sistemas poco fiables.
· Concienciación a socios y colaboradores para que mejoren sus sistemas.